domingo, 24 de noviembre de 2013

Amaquemosnos otra noche mas...


Uno, dos, tres, cuatro 
y quizás cinco empujoncitos
para tomar embion y subir cada ves un poco mas...
Conseguir una velocidad media,
aquella que me de tranquilidad, pero a su ves vértigo.
Cerrar los ojos y al estar en lo alto abrirlos...
Tirarme hacia atrás y mirar el cielo,
sintiendo como el viento rodea mi pelo.

Y así comencé a descubrir lo mucho que me gustaba amacarme,
no logro saber, si fue por que me recordaba mi niñez,
o simplemente por que estabas a mi lado.
Me envolvía la paz y una suave adrenalina,
me empapaba la noche que a los dos nos cubría.

Sonreíamos, por que por momentos podíamos alejarnos del mundo,
por que, aun que aveces el silencio nos perseguía
solo con un beso en tus mejillas, 
ese silencio se cortaba y aparecían las palabras.

Hablábamos de todo un poco, de música, de lo poco que conocía,
nos reíamos, nos peleábamos apenas.
Jugábamos, jugábamos a ser niños por un rato 
y charlar de cosas serias de cuando en cuando.

Entonces hoy reflexiono y recuerdo,
me doy cuenta que todo esto, quizás,
fue lo mas inocente  y realista que compartimos.



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